jueves, noviembre 19, 2015

Canelo.


Desde hace años sufro de una extraña maldición.
Resulta Ke en époKas pasadas este SatániKo KoleKtivero también fue un Kamionero DemoniaKo, la vida del métale y ponga a la Kaja de Kambios en la montaña es bastante mas difisil Ke en la ciudad, el ripio suelto y el "eterno" barro de la cordillera hacen de este trabajo algo peligroso a ratos. Pero nunKa imaginé Ke el verdadero peligro lo vería de un extraño umbral.
El poKo deKoroso laburo de la madera nativa es envenenador hasta la médula, cientos de "viejos" se suben al monte por meses en improvizadas chozas , sin mas utensilios Ke sus amadas motos, Kuatro paKetes de velas y 10 litros de tintolio. La reKonpensa , generalmente una lucha Kon ribetes psiKopátiKos contra un ser poKo visto por la mayoría de los hombres.
Los árboles nativos Kasi siempre se enKonden detras de mucha niebla o eternas subidas, la sola reKompensa de verlos es gratifiKante para especímenes de cuidad Komo uno. Pero Kuando el premio está aKompañado de su sangre y muerte los depredadores suelen transformarse en bestias, movidas por la ansia y sed... yo diría Ke el beneficio monetario a veces suele ser una barata excusa, para un aKto Ke suele rayar la loKura.
Mientras petroleo mi tuKutuKu y repaso sus reKobeKos, observo el aserradero portatil Ke hay a la entrada del Kampamento, noto la facilidad para saKar "rodejas" de un ser Ke segundos antes fue un Koloso gigantesKo, los "viejos" manejan Kon extrema destreza esa máKina flaKucha y rakítika komo una biciKleta Ke Korta Komo un peKeño Kuchillo al enorme pan de manteKilla.
Un tipo llega en una betusta Kamioneta, conversa Kon ellos un rato y se vá. Noto un peKeño revuelo en los viejos, gestiKulan se gritonean, hasta Ke de repente Komienzan a mirarme interesadamente. Uno se decide y al acerKarce me dice: Socito, ud. se animaría a manejar el "ezKivez" pa' sakar "un" arbolito del monte .
Es dificil expliKar los sentimientos en Kasos Komo este , pero las ansias de Konocer, de ver ese esKivo lugar de esta apartada región me hizo olvidar un poKo mi esKasa experiencia en traKtores forestales y aperrar. Solo Kuando subiamos una empinada cresta de barro y raices (Ke harian pensar en una Karrera de pendejos el jeep fun race) me di Kuenta de mi atolondrada desición. La "huella" entre la forestada Kordillera serpenteaba retorciendose Komo la muerte de una Kulebra, ante mi vista se atravezaban olivillos, tepas y rojizos arrayanes , Ke solian salir de la mismísima agua de los esteros.
Mis aKompañantes ni se inmutaban sobre el techo de la bestia, ni siKiera kuando una de las ruedas se levantó y giró frenétiKamente en el aire Komo una gigantezKa ruleta rusa. Hasta uno de los "viejos" se me pone a conversar, Komo pa' pasar el aburrimiento.
- Detras de esa lomita, hay un bosKecito de lo Ke busKamos.
-Y Ke busKamos??. Digo Kon la pata a fondo en el freno.
-Canelo.
-Canelo!!??? Y pa' Ke kieren Canelo???. (NunKa habia esKuchado de sus fines Komerciales).
-El viejujo de 'endenantes lo KIere pa' kontruir un agregado en su Kasa, lo Ke pasa es Ke siempre le entran chalilos y termitas en esa parte de la ruKa, y los kiere kagare.
-Y ke hay Kon eso???.
-Putas socio!! no sabe Ke a esa madera no le entra niun' bicho, es tán juerte la "sangre" ke no le entran ni pestes al arbolito este.
-Mich. Digo metiendome la Kuestion de ke todos los dias se aprende algo nuevo. Ahora yo el guevón aparte de Kasi descrestarme en un traKtor "cortacabezas" voy a depredar el árbol sagrado de los mapuches y kizas pegarme kualkier yetta por kulpa de estos viejos retamboreaos. No les sirvió a los weones Ke este fuera un buen mes de producción, ahora haremos un chanchullo ya Ke no está el operador del Katerpillar y tendremos Ke saKar un gigante Kon KaraKteristiKas partiKulares.
La elección debía ser especial, el árbol tenía Ke Kumplir una serie de medidas especiales, de gran tamaño en diametro, por lo Ke su altura igual sería exagerada. Esto lo hacía dificil de enKontrar, ya Ke Canelos Kedan pokos de los grandes. Las horas pasaron y lo Ke en un principio sería una entretención (para mí), se fue convirtiendo en un suplicio. La máKina pese a el increible diametro de sus ruedas se enterró un par de veces en el lodo eterno, siendo necesaria la pericia de todos los trabajadores para desatorar la bestia de las entrañas de la tierra. Una rama se metió a la cabina y me dió una Kachetada Ke me dejó una linda sonriza paralela a la de la boKa, la lluvia llegó y mi parKa Komenzó a pasarse.. definitivamente, el bosKe no me Kería.
Despues de muchas maldiciones y kálKulos, apareció la víKtima. Estaba en la Kúspide de un cerrito, espeKtaKularmente puesto ahí, Kasi altanero entre todos los demas arboles, sus dimensiones me sorprendieron, nunKa antes ví un Canelo grande (ni Kreo Ke lo veré nuevamente), así Ke me instalé para ver la arriesgada maniobra del volteo.
El enKargado de Kometerla fue el "Chavo", un viejo reKresta en estos menesteres de meterle la espada a una torre. No enKuentro una definición para los segundos en Ke la moto Korta los últimos centímetros de un tronKo, el tiempo se detiene esos instantes en Ke ese obelizKo empieza a decidir para Ke lado se Kaerá, si el árbol es generoso y la decición acertada, no aplastará a ningún viejo. En Kambió, si estamos Kon la "mala", nos perseguirá hasta moler nuestros duros Kraneos.
Un lastimero bramido me Komunika el komienzo del fin, Kejido Ke atravieza todo el bosKe, Kizas Komo uno de los últimos eKos de una raza en vias de extinción. La madera resKebrajándose , el chasKido de millones de hojas y ramas, la aparición de aires Korrentosos y nubes de vapor son sellados Kon un estruendo final,... la árbol había muerto.
   Las restantes horas para extraer akel difunto de la montaña fueron realmente tortuosas, no solo la maniobra se dificultó con el excesivo peso y "bulto" en el barro, sino, ke realmente pareciera ke la madre tierra nos mandaba una infernal vendetta por tal crimen. Uno de los trabajadores se accidentó, otro viejo kedó atrapado en el barro, un tercero se comenzó a sentir mal de "salú ", las horas pasaban y la noche cayó fuerte y oskura en la montaña mientras tratábamos infructuosamente de salir adelante en nuestra labor . Solo despues de UN día de pariciones logramos llegar al campamento. Mojados, exaustos, desfigurados y completamente agotados.
    Al día siguiente, las faenas de limpieza y corte del tronko comenzaron bastante tarde por razones obvias, pero igual siguieron con nefastas consecuencias. Mientras descortezaban la mole para trozarla el abundante polvillo y aserrín húmedo se metió en los ojos de casi todos en el campamento, produciendo fuertes irritaciones y dolores de vista. Su extraña y concentrada sangre "astringente" es la ke justamente ayuda a su excepcional resistencia a las termitas y cualkier bicho dañino para la madera. No contento con esto el árbol me tenía una última jugada. Al momento de girar el cilindro de madera sobre el "portatil" un apretón en mi mano me hace enterrarme astillas en mis dedos, estos se inconaron y dolieron y pikaron durante todo el resto de esa maldita semana.
    Han pasado bastantes años y a veces pienso ke este mal capítulo me ha realmente penado de verdad. Es más, desde esa vez mis manos siempre han estado con malestares, desde el dolor por las bajas temperaturas o el afiebramiento' por el fuerte calor del verano.... es más, a veces pienso ke mi artritis es producto de la  evolución de toda esta extraña historia.
    Estoy tratando de revertir toda esta maldición.... hace años ke ya no manejo, no manejo ningún bicho ke cause daño en realidad. Mis idas a los boskes son ahora en un plan contemplativo y de reflección. Cuando pedaleo en la Selva Valdiviana, generalmente encuentro canelos, bastante más pekeños ke su abuelo causante de esta narración y también suelo pillar brotes nuevos en mitad de los senderos. Fue kuando un día se me metió en la cabeza remendar en un pekeño porcentaje mi gran falta.
   En époka de platación, kada vez ke enkuentro un arbolito de escasos centímetros y hojas lo pongo en mi mochila o bolsillo de mi trikota y lo llevo a mi casa para transplantarlo, lo he hecho obstinadamente durante los últimos 5 años. Pero siempre el resultado es el mismo, irremediablemente mueren, se sekan...no crecen.  Este año será mi último intento, he decidido no volver intentarlo nuevamente, creo ke hay momentos en ke debemos asumir nuestras culpas, nuestros yerros... aunke las aventuras suelen ser adrenalínikas, debemos estar concientes de cada acto y comportamiento ke llevamos a cabo, ya ke siempre nosotros mismos somos nuestro peor verdugo.