jueves, junio 07, 2012

Mis Hermosas Bujias Incandescentes

Esto no va para ningùn lado. Al empinar mi pie sobre el oscuro acelerador la fuerza se disipa en miles de humos y ruidos extraños que atrapan y aletardan el auto en una vana e inutil exhalaciòn de fuerza por hacerlo correr. Mi ùnico "acompañante" me mira con un dejo de verguenza ajena mientras trato de acelerar y 2 Yaris "sport" me adelantan y ganan limpiecito dos piezas de carne paradas en la esquina. De reojo veo la sonrisa burlesca del "Flako Sota" y el cerebro se me enciende . De 3 vueltas en la mañana, en dos ocaciones ya se ha "servido" el desayuno conmigo.

LLego al garage, levanto la capota en lo que parece una rara mueca de bostezo de mi coche. Malos y tòxicos vapores me saludan y suben por mi cara, se meten a mi narìz y tratan de seguir recobequiando por mis carreteados y negros albeolos pero los atrapo hàbilmente en mi envolvente mucosa y los lanzo a los mil infiernos a estrellarse contra el cemento del taller.

- Malo, maaalo.- Dice el Jose, el Negro Jose, del cual nunca he sabido si es por abundante aceite o por que su real pigmentaciòn es opaca el motivo de su lògico apodo.

- Bujias y cables nuevos. Nada mas po'. Mientras manipula una maraña de carbonizados apèndices y negras tripas. Luego con la habilidosa destreza de un matarife saca rapidamente las chamuscadas bujìas ensartadas en el motor como dientes de una colosal fiera en el cadaver aùn humeante de su vìctima.

  Es raro para un kolektivero subir a otro koleto, pagar, mamarse el hedor maldito de los pinitos de kolores y tener ke soportar los sones ke salen de los parlantes de un taxi ajeno.  Es casi komo kagarse a la mujer kon una weona' fea. Sin ganas, pero atinando igual. Mientras voy sentado de pasajero, viajando a la compra de mis repuestos al centro, una extraña relajación me invade.  Mis parpados se vuelven de plomo y y el show de los cabezeos ligerito aperece. El viaje comienza.


  El Negro me llama mientras está metido "completamente" bajo el kapó.  Al asomarme, veo sus dientes mas blankos de lo normal, kon un destellante brillo de sus chokleros me dice: "agárralas kalientitas!!"
Es la primera vez ke las veo, mis hermosas bujias incandescentes vuelan a mis manos titilando. Siento una especie de temor al verlas al rojo vivo llegando a mis palmas pero un hipnotismo mágiko me hacen pulsarlas al toke. Mientras las tomo, juego al compas de saltarlas de una mano a otra para no kemarme, pero raramente no siento dolor ni olor a chamuzKado. Estan encendidas y coloridas, komo un fierro salido de la fragua..  casi komo la sangre del mismísimo Inti.  Absorto no les kito la mirada.
   El Negro José, me grita extasiado: "¡¡ Aprovecha wn, mientras están koloras' encienden kualkier weá'!!"
Perplejo por tales aklaraciones no atino a nada. El Negro korre hacia el mesón y toma una extraña ampolleta ojo e' peskao' y me la pone en la guata. 
  El artilugio komienza a brillar kon la intensidad de miles de voltios, cegando a los pokos akompañantes ke teniamos en el taller. Una risita medio nerviosa se me sale entre la boka y la ñata y veo de rejo una espiradora de autos muy cerka mio.  Me la pongo bajo el sobako y comienza a rugir komo una pekeña motocikleta loka, aspirando kon vehemencia parte de ni barba y la chomba del Negro. 
  Llegan mas komensales a este festín de electricidad, el eterno ayudante del Jose saka de entre los fierros un motor de arranke ke al no asirlo fuertemente sale eyektado por entre los zincs del maltrecho taller luego de apoyarlo en mi espalda.  Sobre el techo solo veo ke va destellando y chispeando komo un meteoro.  Corro al patio delantero kon la aspiradora aún bajo el braso y el Negro tirandome ampolletitas y pekeños motorcitos eléktrikos que encienden automátikamente al kontakto kon mi kuerpo. Paso raudamente bajo un letrero de minimarket ke palmoteo kon la mano desokupada  y luego le pego unas chuletitas a un tipo en silla de ruedas eléktrika ke sale a 75 kms/hr, mientras eskiva los autitos "hotweels" ke salen desaforados de la vitrina ke akabo de rozar. La caravinera ke siempre está en la eskina trata de pararme pero el desaforado eskándalo ke hace su motito "institucional" deja la kagada, lanzando alaridos intolerantes para kualkier oido la sirena y las luces de kolores konvierten el pasaje en una diskotec sideral...


  Flako... flako, llegamos.
  Bajo kon la boka seka, komo despues de horas de karreteo. Camino lentamente por el centro, estoy a punto de llegar a la automotora de venta de repuestos. Claramente todavia estoy medio "ido".  Cuando me acerko al mesón de la tienda, noto un extraño bultito en mis bolsillos. De ellos salen unas negras y feas bujias, carbonizadas y sucias. 

Este es para Ud. Don Ray Bradbury....  nos belmont ahi mismito... onde me dijo.